Que los alumnos sean capaces de convertir sus propias vivencias en un texto literario poderoso, estremecedor.
Que aprendan a presentarse ante el público como personajes memorables.
Enseñarles a recrear por escrito cualquier tipo de emoción o sentimiento propio (ira, tristeza, vergüenza, gozo, frustración, desprecio, etc.), sin importar la complejidad que ello represente.